Habia olvidado como era regresar a casa. El aire frío que entra por los resquicios de las ventanas y debajo de las puertas, y se desliza bajo la ropa para tomar refugio en las articulaciones y en los huesos. Los dias nublados que no son grises, sino blancos, bañando las calles vacías con un brillo casi fantasmagórico. Habia olvidado la opresión en el pecho, y el nudo en la garganta sin causa aparente que se empeña en trabajar 24/7. Retornar a sentirme como un niño, con lagrimas en los ojos que dice "Estoy perdido, no se como regresar a casa".
Sentir que ocupo el lugar de alguien mas, de otra niña, con mis ojos, mis manos, mi cabello y mi nombre. Alguien mas, que sabe reir de verdad, querer de verdad, extrañar de verdad. Cuando yo no soy mas que su sombra, irrumpiendo en su hogar y usando su ropa.
11 agosto 2011
27 enero 2011
Rojo
Cerro con fuerza los ojos, y al reabrirlos la mujer roja había desaparecido, giró la cabeza hacia todos lados pero la habitación de blanco estaba vacía, solo los gemidos y alaridos rebotaban en las paredes de su cabeza atenuándose en cada vaivén hasta que finalmente se desvanecieron entre los fantasmas de su memoria.
Se levantó, lento y tembloroso examinando paranóicamente las cuatro paredes blancas una vez tras otra, hasta que se detuvo en seco al distinguir el marco de una puerta. No recordaba que hubiera estado allí, tal vez la mujer se coloco frente a ella cuando era blanca y la ocultó de el. Dio la vuelta al picaporte metálico y dio un paso al frente. Ahora estaba en un pasillo tenue pero cálidamente iluminado, tapices de color vino y alfombrado color sangre, con sobrios candelabros dorados colgando del techo de caoba. Miro hacia atrás pero no había ni rastros de la puerta, o de la habitación blanca.
Avanzo la con pasos inseguros hasta llegar a una puerta de madera finamente tallada, que se encontraba entreabierta, y al asomarse observó que se trataba de un salón amplio, con un fino alfombrado escarlata. En un extremo había una chimenea grande, encendida, con suficiente leña para entibiar la habitación completa, y mantenerla así toda la noche. En el centro había una mesa larga, vacía excepto por los candelabros de bronce con velas apagadas. Caminó lentamente alrededor de la mesa hasta que finalmente se sentó a la mesa del lado de la chimenea, en el lugar a la izquierda de la cabecera. Se acomodó de forma desganada, casi recostado, con los hombros colgando y la mirada perdida ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Acababa de llegar o habían pasado horas? ¿Cuánto tenía que no había dormido, comido o tomado agua?
Cerró los ojos por un instante y al abriros de nuevo la mesa ya no estaba vacía. Las velas ahora se encontraban encendidas y el reflejo de la llama anaranjada lamía la crujiente piel cristalizada con miel y naranja de un asado de pato colocado y adornado sobre una charola alargada de oro. A ambos lados había afilados cuchillos y cubertería dorada. A su derecha había una copa de vidrio con reborde metálico, con un licor que no conocía, de olor suave y un tanto dulce. Decidió que tenía hambre. Tomo un cuchillo y cortó casi sin esfuerzo un trozo, la carne era suave y ligeramente jugosa. Se la llevó a la boca. Al principio resaltaba el tono agridulce, pero al comenzar a masticarla el sabor se tornaba más fuerte, más serio, casi corpóreo. Tomo entonces un trago del vino, y el pequeño riachuelo espumoso bañó su lengua y paladar, detonando una sinfonía de sabor antes de deslizarse como seda hacia su estómago. Cerró los ojos y exhalo el resto de la esencia del licor por su nariz en un suspiro, y asi permaneció, disfrutando lo exquisito del momento, indiferente al paso del tiempo, hasta que sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Cuando reabrió los ojos, los candelabros estaban vacíos, la chimenea apagada y donde antes reposaba el exquisito manjar yacía la mujer roja. Bajo la vista y vió sus manos, cubiertas de sangre. Miró de nuevo y la mujer roja era ahora negra
Se levantó, lento y tembloroso examinando paranóicamente las cuatro paredes blancas una vez tras otra, hasta que se detuvo en seco al distinguir el marco de una puerta. No recordaba que hubiera estado allí, tal vez la mujer se coloco frente a ella cuando era blanca y la ocultó de el. Dio la vuelta al picaporte metálico y dio un paso al frente. Ahora estaba en un pasillo tenue pero cálidamente iluminado, tapices de color vino y alfombrado color sangre, con sobrios candelabros dorados colgando del techo de caoba. Miro hacia atrás pero no había ni rastros de la puerta, o de la habitación blanca.
Avanzo la con pasos inseguros hasta llegar a una puerta de madera finamente tallada, que se encontraba entreabierta, y al asomarse observó que se trataba de un salón amplio, con un fino alfombrado escarlata. En un extremo había una chimenea grande, encendida, con suficiente leña para entibiar la habitación completa, y mantenerla así toda la noche. En el centro había una mesa larga, vacía excepto por los candelabros de bronce con velas apagadas. Caminó lentamente alrededor de la mesa hasta que finalmente se sentó a la mesa del lado de la chimenea, en el lugar a la izquierda de la cabecera. Se acomodó de forma desganada, casi recostado, con los hombros colgando y la mirada perdida ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Acababa de llegar o habían pasado horas? ¿Cuánto tenía que no había dormido, comido o tomado agua?
Cerró los ojos por un instante y al abriros de nuevo la mesa ya no estaba vacía. Las velas ahora se encontraban encendidas y el reflejo de la llama anaranjada lamía la crujiente piel cristalizada con miel y naranja de un asado de pato colocado y adornado sobre una charola alargada de oro. A ambos lados había afilados cuchillos y cubertería dorada. A su derecha había una copa de vidrio con reborde metálico, con un licor que no conocía, de olor suave y un tanto dulce. Decidió que tenía hambre. Tomo un cuchillo y cortó casi sin esfuerzo un trozo, la carne era suave y ligeramente jugosa. Se la llevó a la boca. Al principio resaltaba el tono agridulce, pero al comenzar a masticarla el sabor se tornaba más fuerte, más serio, casi corpóreo. Tomo entonces un trago del vino, y el pequeño riachuelo espumoso bañó su lengua y paladar, detonando una sinfonía de sabor antes de deslizarse como seda hacia su estómago. Cerró los ojos y exhalo el resto de la esencia del licor por su nariz en un suspiro, y asi permaneció, disfrutando lo exquisito del momento, indiferente al paso del tiempo, hasta que sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Cuando reabrió los ojos, los candelabros estaban vacíos, la chimenea apagada y donde antes reposaba el exquisito manjar yacía la mujer roja. Bajo la vista y vió sus manos, cubiertas de sangre. Miró de nuevo y la mujer roja era ahora negra
09 julio 2010
White
The walls seemed to crawl closer as the seconds were decapitated by the ticking hands of the clock. His pounding heart repeatedly assaulted his ears, while his eyes were being attacked by the blinding whiteness of the room. The metallic taste of aged coffee scratched his dry tongue, and the nausea slugged from his stomach to his head.
His name came through the lips of the woman in black. She wasn't there before... or perhaps she was. Perhaps she had been white and blended with the walls. Perhaps she didnt exist at all. She screamed this time, and the mad trail hidden in the mildest tones of her voice hit the walls and echoed chaotic throughout the room.
He covered his ears with his hands, he wanted to stand up but an invisible force grounded him to the floor, as if tons of dry water were being poured over his head and shoulders. That seemed plausible, he was drowning as well.
He raised his head, and his pledge for silence extinguished in his throat, the screeching wails persisted, but she wasnt there. Maybe she was white again. Or maybe she turned red, and laid on the floor.
His name came through the lips of the woman in black. She wasn't there before... or perhaps she was. Perhaps she had been white and blended with the walls. Perhaps she didnt exist at all. She screamed this time, and the mad trail hidden in the mildest tones of her voice hit the walls and echoed chaotic throughout the room.
He covered his ears with his hands, he wanted to stand up but an invisible force grounded him to the floor, as if tons of dry water were being poured over his head and shoulders. That seemed plausible, he was drowning as well.
He raised his head, and his pledge for silence extinguished in his throat, the screeching wails persisted, but she wasnt there. Maybe she was white again. Or maybe she turned red, and laid on the floor.
21 junio 2010
Un segundo
Mis manos se cerraron sobre las tuyas, por tan solo un segundo.
Pero los segundos se miden en función de los granos de arena que caen al vacío, no por las emociones que contienen, el sistema internacional carece de medida apropiada para el tiempo en ese sentido.
Imagina eso, como sería el tiempo medido así, realmente cuanto viviríamos. Los días convencionales serian infinitesimales, despreciables comparados a esos pocos segundos, minutos u horas.
Cuanto tiempo podría reclamar como mío en tu cronometro. Menos que lo que hay tuyo en el mío. No es un reclamo, es un mero dato estadístico. Apenas unas cuantas semanas convencionales y cada vez menos tiempo de mi cronometro es tuyo. A veces me asusta lo rápido que puedo levantar muros. Me asusta un poco más la posibilidad de que verte de nuevo no puedas tirar al menos algunos tabiques. Desgraciadamente en mi país todo es un asco menos las compañías constructoras, pero que puede hacerse al respecto, la geografía siempre es un factor determinante para el desarrollo de una nación. La geografía y las epidemias. Pero mi pueblo, como todos los demás ilusos antes que ellos, conserva la esperanza.
La esperanza de tener mis manos sobre las tuyas
Un segundo más.
Pero los segundos se miden en función de los granos de arena que caen al vacío, no por las emociones que contienen, el sistema internacional carece de medida apropiada para el tiempo en ese sentido.
Imagina eso, como sería el tiempo medido así, realmente cuanto viviríamos. Los días convencionales serian infinitesimales, despreciables comparados a esos pocos segundos, minutos u horas.
Cuanto tiempo podría reclamar como mío en tu cronometro. Menos que lo que hay tuyo en el mío. No es un reclamo, es un mero dato estadístico. Apenas unas cuantas semanas convencionales y cada vez menos tiempo de mi cronometro es tuyo. A veces me asusta lo rápido que puedo levantar muros. Me asusta un poco más la posibilidad de que verte de nuevo no puedas tirar al menos algunos tabiques. Desgraciadamente en mi país todo es un asco menos las compañías constructoras, pero que puede hacerse al respecto, la geografía siempre es un factor determinante para el desarrollo de una nación. La geografía y las epidemias. Pero mi pueblo, como todos los demás ilusos antes que ellos, conserva la esperanza.
La esperanza de tener mis manos sobre las tuyas
Un segundo más.
01 marzo 2010
Gotas
Hay una gotera en el techo, y afuera llueve.Una gota cae con un ruido sordo sobre la alfombra podrida, agrandando el charco de agua turbia. Otra gota es arrancada y sigue el destino de su hermana, forma una esfera cristalina perfecta justo antes de estrellarse. Unos párpados cierran las ventanas del rostro vacío de un cuerpo ya sin alma. Las pestañas se entrelazan una última vez.
Los músculos de los dedos presionan temblorosamente sobre el gatillo, que se resiste. Los maxilares se aprietan uno contra el otro, el abrazo final. La resistencia cede. El estruendo de la pólvora al explotar revienta los tímpanos, y el trozo de plomo desgarra piel, atraviesa hueso y apaga la luz. Otra gota cae al suelo.
Los músculos de los dedos presionan temblorosamente sobre el gatillo, que se resiste. Los maxilares se aprietan uno contra el otro, el abrazo final. La resistencia cede. El estruendo de la pólvora al explotar revienta los tímpanos, y el trozo de plomo desgarra piel, atraviesa hueso y apaga la luz. Otra gota cae al suelo.
11 febrero 2010
Amor de papelería
La hubiera escrito con lápiz
se iría con un borrador...
pero la anoté con pluma
si no es que con marcador
Quítenmela con tijeras
mándenla al archivador
pónganle encima un post-it
borrenla con corrector
Debí usar cinta adhesiva...
a lo mucho resistol
nunca usen engrapadora
cuando se trata de amor
se iría con un borrador...
pero la anoté con pluma
si no es que con marcador
Quítenmela con tijeras
mándenla al archivador
pónganle encima un post-it
borrenla con corrector
Debí usar cinta adhesiva...
a lo mucho resistol
nunca usen engrapadora
cuando se trata de amor
19 diciembre 2009
Documento en blanco
Las luces estan apagadas, solo el frio brillo del monitor alumbra su rostro demacrado, con las làgrimas siguiendo el rumbo indicado por las prominentes ojeras, particularmente evidentes dada la palidez enfermiza que presenta desde ayer y la luz blanquecina. El flujo de ideas azota contra su cabeza, pero la barrita vertical pulsando insistentemente sobre el documento en blanco le devuelve cinicamente la mirada.
Con los codos sobre la mesa pasa sus dedos entre el cabello enmarañado y permanece asi, cabizbaja, un largo rato para regresar a contemplar el monitor.
Finalmente, tal vez minutos, tal ves horas despues, acerca las manos temblorosas al teclado, y las lìneas comienzan a fluir.
Nunca crei que habria un instante en el que oir tu voz no me llenara de alegrìa
Pero entonces respondiste al telèfono.
Y... no sabes cuanto doliò... sentir los matices de preocupaciòn y decepciòn manchando la voz mas bonita del mundo.
¿Sabes? A veces creo que mi vida no tiene sentido, de hecho casi todo el tiempo
pero cuando nada vale la pena... apareces siempre tu, y entonces existir vuelve a servir para algo.
Y se que es estupido
y suena cursi
pero quiero ser alguien por ti
Finalmente... sere una decepciòn para la mayorìa
es lo que se logra cuando uno se construye sobre mascaras y mentiras
a veces ni yo misma se realmente quien soy
pero contigo... soy yo, lo que sea que eso signifique, contigo estoy viva, y no actuando una vida (una mala actuaciòn , por cierto)
Damita, te quiero tanto... no quiero ser una decepciòn para ti.
Perdoname
Ahora eran las letras las que le observaban desde el monitor, solemnemente demandando ser recitadas en voz alta ante su destinatario.
Vuelve a apoyar la cabeza sobre sus manos.
"Patètico" se dice, levantàndose con desgano y apagando el monitor, dejando el cuarto completamente a oscuras.
Con los codos sobre la mesa pasa sus dedos entre el cabello enmarañado y permanece asi, cabizbaja, un largo rato para regresar a contemplar el monitor.
Finalmente, tal vez minutos, tal ves horas despues, acerca las manos temblorosas al teclado, y las lìneas comienzan a fluir.
Nunca crei que habria un instante en el que oir tu voz no me llenara de alegrìa
Pero entonces respondiste al telèfono.
Y... no sabes cuanto doliò... sentir los matices de preocupaciòn y decepciòn manchando la voz mas bonita del mundo.
¿Sabes? A veces creo que mi vida no tiene sentido, de hecho casi todo el tiempo
pero cuando nada vale la pena... apareces siempre tu, y entonces existir vuelve a servir para algo.
Y se que es estupido
y suena cursi
pero quiero ser alguien por ti
Finalmente... sere una decepciòn para la mayorìa
es lo que se logra cuando uno se construye sobre mascaras y mentiras
a veces ni yo misma se realmente quien soy
pero contigo... soy yo, lo que sea que eso signifique, contigo estoy viva, y no actuando una vida (una mala actuaciòn , por cierto)
Damita, te quiero tanto... no quiero ser una decepciòn para ti.
Perdoname
Ahora eran las letras las que le observaban desde el monitor, solemnemente demandando ser recitadas en voz alta ante su destinatario.
Vuelve a apoyar la cabeza sobre sus manos.
"Patètico" se dice, levantàndose con desgano y apagando el monitor, dejando el cuarto completamente a oscuras.
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