18 noviembre 2009

Navajas

Él la mira a los ojos.

Ella le devuelve la mirada, sus ojos irritados, evidencian que ha estado llorando. Es una mujer bonita, de rasgos geométricamente armoniosos, pero una mueca distorsiona las delicadas facciones de su rostro mientras lo contempla silenciosamente, con una expresión indefinida entre la incomprensión y el disgusto escritos en sus labios.

Él la observa con rabia, siente como si una llamarada de fuego ascendiera por su pecho y luchara por salir. Siente tanta rabia que es doloroso, como si le carcomiera por dentro, impidiéndole respirar.
Ella permanece de pie, inmóvil, la luz del único foco encendido iluminando agresivamente su cuerpo desnudo. Se estremece, y el delgado vello que cubre sus brazos se eriza.

Él desliza la mirada por su cuerpo, repasando de manera dolorosamente lenta cada centímetro de piel, cada curva en su figura, cada uno de sus cabellos.

Ella se estremece, las lágrimas luchan por asomar de nuevo en sus ojos y frunce los labios, tallándose bruscamente con un brazo, enojada consigo misma por el impulso imperante de llorar.

El la odia, con cada idea, cada memoria, y cada sentimiento la odia, y el sentimiento le envuelve, dando vueltas alrededor de su cabeza hasta ser casi insoportable. Dirige el golpe hacia su cabeza, concentrando toda la energía de su cuerpo en su brazo.

El impacto hace que el espejo estalle en cientos de pequeñas navajas, que reflejan la luz en distintos ángulos recordando a una lluvia de estrellas, antes de tocar el suelo con un estruendo. Las gotas de sangre y las lágrimas caen para hacerles compañía

2 comentarios:

  1. Muy bueno, yo lo tomé como que es un hombre trans (en cuerpo de mujer). ¿Acerté?

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  2. Sip, es un fagmento d una historia que estoy escribiendo :)

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